sábado, 29 de diciembre de 2012

María Moreno Molina

 Aquí van dos poemas de postín. No hablaré de la autora,


 
porque es mi amiguica y la quiero plenty desde nuestros días en Triniland. Pero sí un poco de los poemas, que he seleccionado por su gracia y ritmo, por ser muestras del estilo que yo más prefiero. 

 El primero, que procede de Antropología del asco es una parodia que se complementa muy bien con mi poema "Dentro de cien años", que publiqué en una entrada anterior. Aquí los "apestados" no son los calvos, sino los gitanos, pero lo más importante es cómo se denuncian ciertas actitudes no a través de un panfleto bienpensante, o de un tono lastimero, sino gracias a una risa corrosiva.


Son sucios son macabros no usan agua ni necesitan luz
el demonio los ilumina
beben siempre bailan hacen ruido
roban de las basuras y los contenedores
como si nuestros desperdicios fueran dignos de ellos
no llevan a los viejos al asilo viven en la inmundicia
en mi casa se han visto cucarachas
se ríen de nosotros me miran y sonríen porque viven de mí
como las ratas
no se integran
no quieren
son amorales son anormales son animales son asociales
con sus instintos bajos y su peste
contagian enfermedades asustan a los niños
señor alcalde los veo con su mono verde y se ríen
no saben lo que es trabajar duro
pegan a sus mujeres
cosa que nunca se dio en esta civilizada villa.
Solo pido igualdad
no puede consentirse que en Francia se los eche y aquí no.

****************************

 El segundo poema es inédito, y formará parte de un libro sobre Trinidad y Tobago (oh, Trinidad, fuente de inspiración para nosotros los jóvenes, ilustre y caribeña París del siglo XXI). De este poema lo que me ha gustado es cómo, a través de un lenguaje en apariencia muy inocente (el de una mujer que está aprendiendo español y habla de su vida cotidiana), se transmite el rigor de una opresión callada y, por ello, nada espectacular, casi invisible, pero presente. Esa correspondencia entre la forma y el fondo, por así decirlo, me ha impresionado.


Me levanto temprano son las tres
preparo la comida por mis siete hijos
lavo mi casa
yo y mi familia desayuno son las cuatro
Los niños sal a la escuela
los padres a el trabajo
voy en el rojo carro son las seis
en un rituals
trabajo muchas horas
estudio el español por ser maestro
de niños en la escuela
Yo amo los niños mucho.

viernes, 28 de diciembre de 2012

El "Tuerto" López




 Mi librero bogotano me resume la poesía colombiana contemporánea como una sucesión de "hijueputas", con pocas excepciones, como la de Raúl Gómez Jattin (tras cuya muerte, según parece, los "hijueputas" acudían como buitres para honrarlo). Yo no sé si serán tan hijueputas, pero sí sé que como poetas son aburridos, muy aburridos, "perfectamente mediocres", como decía mi querido Miguel Labordeta. Una falta de riesgo que sorprende más entre los jóvenes, pero qué decir de esto si nací en la madre patria...

 Sí ha habido en Colombia, por supuesto, algunos poetas con destellos de pasión y de originalidad (y algún crítico muy inteligente, como William Ospina en su ensayo "Por los países de Colombia"). Entre ellos, destaco a Luis Carlos "el Tuerto" López, que me hizo conocer este mismo librero. A modo de elogios, citaré algunas de las críticas que le hicieron en su tiempo: “simple versificador de chistes”, “grosero y audaz”, “sonetista pueblerino". Suena bien, ¿verdad?

 Os dejo con uno de mis poemas favoritos, un soneto que maneja con increíble genialidad los recursos para dar la máxima potencia a su sátira. A su lado, las celebradas cursiladas de José Asunción Silva (salvemos su famoso "Nocturno", eso sí) invitan también a agarrar un fusil...



Tarde de verano

La sombra, que hace un remanso
sobre la plaza rural,
convida para el descanso
sedante, dominical…

Canijo, cuello de ganso,
cruza leyendo un misal,
dueño absoluto del manso
pueblo intonso, pueblo asnal.

Ciñendo rica sotana
de paño, le importa un higo
la miseria del redil.

Y yo, desde mi ventana,
limpiando mi fusil, me digo:
--¿Qué hago con este fusil?

jueves, 27 de diciembre de 2012

"Estado de emergencia": poema del capítulo "Dos son multitud"



Dentro de cien años

El mundo se divide en dos:
Los que llevan gafas y los que son calvos

Todos sabemos que el poder estuvo siempre con los calvos

No hace falta que recuerde las miles de humillaciones
Los insultos las vejaciones las canículas
Que hemos sufrido por su culpa

Y ya es hora de ser valiente:
¿Hasta cuándo vamos a soportar que llenen nuestras calles
Con sus innumerables peluquerías y sus centros de depilación por láser?

¿A dónde va a parar todo ese pelamen?

¿Alguien ha visto un cementerio para calvos?

A mí también me gustaría no tener miedo
Cada vez que mis hijos salen a jugar a la calle

A mí también me gustaría saber que mi niña
Va a mantener su floresta más íntima

Me gustaría creer que España puede renacer de su desmoche

Todavía podemos
Cambiar el rumbo de la historia

Tres siglos de pelucas nos contemplan

Literatura y poder



 Debió ser una de estas señoras la que se preguntaba en un blog, ya comentado en la entrada anterior (http://criticadepoesia.blogspot.com/2012/12/trenes-nacionales-y-cintas-de-caspa.html#disqus_thread), a qué se referiría ese Guillermo con aquello de las relaciones entre "literatura y poder". Se lo quería explicar, muy amablemente, en ese mismo blog, pero por alguna razón los respetables administradores no tuvieron a bien publicar mi respuesta. Así que se lo diré, aunque sea brevemente, por este medio.

 Aunque "Epilírica", y más especialmente "Estado de emergencia", sean obras que eligen como tema el ataque a los poderes establecidos, no creo que su aportación en este sentido sea tan valiosa. A estas alturas todos sabemos que los banqueros y sus lacayos son unos "hijueputas", como dicen por acá, en Colombia. Por otro lado, la perspectiva de izquierdas, por así decirlo, es mayoritaria en el ámbito de la poesía española, aunque sea en las declaraciones explícitas. Por eso, la verdad, no creo que sea tan "arriesgado" decir algunas verdades sobre, por ejemplo, el expolio al que están sometiendo a España.

 Como ya decía Cortázar, lo valiente no es escribir literatura sobre la revolución, sino revolucionar la literatura. En esto me influyó mucho también, cuando empezaba a leer sobre el tema hace ya varios años, los escritos del colectivo "Alicia Bajo Cero", o los de teóricos como Alfredo Saldaña. Creo que demuestran muy claramente cómo el conservadurismo está lleno de izquierdistas intenciones. Pero, sobre todo, me fascinó la obra del que también fuera mi profesor, Luis Beltrán, y a través de él la teoría que parte de Bajtín. Entonces empecé a ver con otros ojos. Y empecé a sentir el peso del poder, ensalzando lo "serio" y marginando lo carnavalesco y popular, en toda la historia literaria. ¿Cómo José Olivio Jiménez, por ejemplo, puede reconocer que Amado Nervo es un poeta mediocre y, aún así, incluirlo en su antología por una supuesta "representatividad" del ámbito mexicano? ¿Es que no es mucho más representativo Margarito Ledesma, "humorista involuntario"?

 Si amo a Roque Dalton, por ejemplo, no es por sus poemas panfletarios. Por muy izquierdistas que parezcan, son profundamente conservadores, por dogmáticos. Amo a Roque Dalton cuando se ríe de todo, del poder, del contrapoder, de sí mismo. Es entonces cuando su obra deviene verdaderamente revolucionaria.

 Y lo revolucionario, señores, necesariamente tiene que chocar contra el poder establecido. Y el poder establecido, o el más peligroso en poesía, no está en el FMI ni en la CEOE, sino que está, como decía Foucault, dentro de nosotros. Está en la forma en que aprendimos a despreciar lo diferente, sobre todo si acude a cualquier extremo, y máxime cuando ni siquiera pretende pasar por "serio". Y de ahí viene el estupor, e incluso el odio, que se manifiesta muy claramente, como comenté en una entrada anterior, a través de los "cachorritos del sistema".

 En todo caso, lo que pretendía sugerir el anónimo del blog (curioso que todas las críticas positivas a "Epilírica" estén firmadas, y las negativas sean anónimas), es que había alguna conexión entre mi literatura y el poder en el sentido de que había ganado el premio "Claudio Rodríguez" por algún tipo de enchufe. Bien, pues puedo asegurar, y por eso no tengo miedo de hacerlo en público y firmando con mi nombre, que no sólo no soy amigo, sino que ni siquiera conozco personalmente a ninguno de los cinco miembros del jurado. Es más, prácticamente no tengo ningún conocido en el mundo literario (hace ya varios años que ni siquiera vivo en España). Es cierto que los críticos del blog se limitaban a decir que "no creemos que sin habler publicado antes en Hiperión hubiera ganado", tras reconocer que no han leído el libro. No sé qué pueda conseguir el jurado al premiarme si ni soy su conocido ni tengo siquiera la posibilidad de devolver favores. Pero, en todo caso, y siguiendo esa lógica, ¿cómo es que gané el premio Antonio Carvajal, y publiqué "Epilírica" en Hiperión, siendo completamente "virgen" (sin conocer, tampoco, a absolutamente nadie ni de la editorial ni del jurado que, por cierto, no tiene ni un solo nombre coincidente con el del último premio)?  

 Tras esto, que creo que dejé bastante claro (muy a diferencia de los anónimos, que se limitan a especular), sólo me cabe decir que si alguien no lo cree...

“QUE VAYA Y COMA MIERDA
PORQUE LA HISTORIA Y EL POEMA
NO SON MÁS QUE LA PURITITA VERDÁ”
(Roque Dalton)

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Gente seria y respetable



   Pocos días después de haber escrito la entrada anterior, me encuentro con una nueva crítica de gente seria y respetable (en lo comentarios de http://criticadepoesia.blogspot.com/2012/12/trenes-nacionales-y-cintas-de-caspa.html). Aunque esta vez el caso es muy distinto, porque se trata de los conocidos "Addison de Witt", cuyo blog sigo con mucho interés y que, sin ninguna duda, tiene un valor infinitamente superior al de los blogs de los cachorritos del sistema que antes comenté.

 Y, sin embargo, encuentro en mismo prejuicio contra la risa. No es un problema si a estos señores no les gustan mis libros, el problema es cómo, también ellos, parecen invocar el "buen gusto poético", el "como Dios manda" (y Dios nunca se ríe), para criticarlos. Es lo que deduzco de su frase "no nos gusta ni como poesía ni como comedia". ¿Imagináis una crítica que diga "no nos gusta ni como poesía ni como tragedia"? Simplemente esto demuestra su incapacidad para concebir siquiera la existencia de la poesía cómica, a pesar de que ya contamos con antecesores milenarios: Aristófanes, Catulo, Villon, Rabelais, Cervantes, Roque Dalton o Nicanor Parra. Le sigue a esta mini-crítica el comentario de "hay gente a la que le hace gracia" (la poesía de mis libros). Un tono condescendiente que niega la posibilidad de que este tipo de poesía pueda aspirar a más que a "hacer gracia". Esto lo he encontrado incluso entre los comentarios positivos, algo así como "muy graciosos tus chistes, chavalico, y ahora ocupémonos de lo que de verdad importa, la metafísica juanrramoniana, la hondura machadiana y lo triste que es vivir".

 Y, sin embargo:
"LA MÁS HONDA VERDAD ES LA ALEGRÍA". Claudio Rodríguez.
"LA ALEGRÍA ES TAMBIÉN REVOLUCIONARIA, CAMARADAS". Roque Dalton.

Los cachorritos del sistema



               

            Quien tenga un poco de memoria rural sabrá que en los pueblos eran los jóvenes los encargados de atacar a quienes se salían del orden social. Un viuda que cometía el pecado de tener un nuevo amor, por ejemplo, era ridiculizada, e incluso violentada, por unos jóvenes que, con su apariencia antisocial, no hacían sino seguir los dictados más rancios de sus mayores. Algo así suele ocurrir en los blogs donde se comentan libros de poesía. Como ya escribió Ignacio Echevarría en una de sus columnas, proliferan los lugares virtuales donde algunos adolescentes (o, al menos, de pose adolescente) pretenden ser cool y antisistema con unas valoraciones que recogen lo más retrógrado de la tradición crítica literaria.

      Un ejemplo muy obvio es un blog donde tuve el honor de ser criticado: http://elpeinedelerizo.blogspot.com/2012/10/guillermo-molina-morales-epilirica-o-lo.html. Es una “crítica” que no merecería mayor interés si no fuera por lo representativa que resulta, tanto del más rancio conservadurismo crítico, en pretendida pose cool (que multiplica lo ridículo del intento), como de la secular lucha del poder por silenciar, o interpretar “a lo divino”, cualquier intento de literatura humorística, precisamente por ser la más indomable, antiautoritaria por definición. Sólo habría que ver las palabras que se utilizan con presunta carga negativa para denigrar el libro (“tarado”, “loco”, “abrumador”, “esquizofrénico”… también carga negativa para géneros populares como el “rap” y humorísticos como el “chiste” y el “monólogo”), y las que, para el “crítico”, resultan palabras positivas: “respetable”, “serio”, “buen gusto poético”. Sí, en el año 2012.

                Uno en sus adentros se congratura de ser todavía capaz de “epatar” aunque, reconozcámoslo, el mérito es todo de quienes son todavía capaces de escandalizarse como beatas y sacar en procesión el espíritu del siempre ínclito padre Prudencio Salvatierra.


PS: Después de escrita la entrada, encuentro una en el blog, maravilloso, de Alberto Santamaría, donde lo explica muchísimo mejor:
http://albertosantamaria.blogspot.com/2012/02/la-critica-kitsch-o-el-retorno-de-la.html

Adelanto de "Estado de Emergencia" (primer poema)

                                      Uno

Quedó la ventana. Para ver los anuncios

Pasar. Y los pastores: amarás a todas las cosas. 
También: a las mujeres (vos, mirando). A
Los hombres (yo, él, ellos). Amarás 
Como se ama a los aviones. Sus palabras 
Cayendo sobre nuestras cabezas. Ya no queda 
Ni una casa que tirar. Tan sólo 

Quedó la ventana. Y las palabras que pisamos 
Porque no son las nuestras, porque a veces 
Es mejor pisar la rosa que así es la rosa y seguir 
Mirando. Mirar, soñar, gritar acaso: te amo a través 
De los cristales, tantos, tan densos, no hay: una forma 
De escapar. Tus cuadros: cristales. Mis palabras: 
Cristales. Mira ahí: abajo: es Wall Street, el 

Miedo. Quedó la ventana. Para llorar por 
Grecia, por los parados, por ejemplo. Son como nubes 
Y son el viento. Luego escribiréis en el cielo palabras de
Humo. Palabras como Nike, Coca-Cola, Comunismo.
Palabras como PIB, Bolívar, Ornitorrinco. Las sirenas 
Con sus luces azules y rojas nos disfrazan de personas.
Para ser persona hay que haber nacido aquí. 

Aquí, la ventana. Cada uno en su ventana, y Dios 
En su ventana, mirando. El rumor de la hierba, el golpe 
Del sílex, el despegue del Columbia. Eran nuestros anuncios,
Las aves espaciales: augurios. Entonces dijo Dios: 
Primero serán las vacas gordas, después los cerdos. 
Lo pasaron en el intermedio: de un programa 
Sobre mesías y fines del mundo. Después 

Sólo quedó la ventana. Y los padres, sus pancartas: son azules
O son rojas. Era bonito, pero duró. Como dura el progreso,
El estipendio, la persona. Si cambias de vela, volamos: 
Que caminen los ciegos, que anden los sordomudos, 
Que los calvos paseen, es posible. Que se borre 
La Deuda que escrita está en el cielo: No 
Es Posible. Y además no existe el cielo. 

Sólo existe la ventana. Y la hierba que no pisamos 
Porque es un cuadro de Monet. Y sus lagos: no 
Podrás lavar tus manos, llenas de tinta. Nunca 
Tocaste un solo nenúfar. Nunca has amado. Mejor 
Es caer a un arroyo, a una guillotina. Estoy hablando 
De cristales transparentes, de empresas de limpieza. Como
Siempre, hablando. Y la casa, todas las casas, ya las tiraron.

Quedaron las ventanas. Que no son de nadie, de quien las mira.
O, más bien, de lo mirado. Amarás a todas las cosas. 
Como se ama a los aviones, el día del desfile, los soldados,
A todos os tuve una noche: a nadie he amado. Era lo justo que
Te fueras, si es que existe lo justo, si es que alguna vez te fuiste
Cuando yo estaba: mirando la ventana. Quedó, el hueco:
Quedaba. Un hueco en medio del vacío. 

Y alguna palabra falsa en mi corazón.